13 de agosto de 2015

A la calle, que ya es hora!!

Hoy os vengo a hablar de un drama que, aunque demasiado encubierto por todos, se hace patente día tras día. Me refiero al drama mexicano, al drama de un país que aunque parezca tranquilo, inofensivo, dejado, tiene una cantidad de problemas que no hemos de olvidar y que hemos de ayudar a arreglar.

De buena mano sé que todo eso que dicen en mi país, España, y en el resto del mundo, sobre este problema no es ni la mitad de lo que realmente es, gracias a amigos y conocidos que viven o han vivido este problema. Me refiero a México, ese gran país de Norteamérica que, poco a poco, va muriendo por dentro sin que nadie lo auxilie, le de un aliento o le libere del drama que día a día sufre. No podría ponerme a enumerar todo lo que tiene de malo, pero sí lo que tiene de bueno. Bueno es un calificativo muy débil para esa tierra tan lejana pero a la vez tan cercana y tan impaciente de descubrirse.

Sé que sería difícil calificar a este país por sus cosas buenas ya que, como he dicho, fuera del país sólo se le conoce por su injusticia, su corrupción y su violencia. Pero, bajo mi punto de vista, este pueblo y sus gentes deben ser comprendidos bajo la bandera de lo liberal, lo democrático y pensar que otro país es posible.

Muy pronto os hablaré de más sobre este tema.

Agradecer a la compañera Fernanda Sosa por la inspiración y las ganas de hablar de este tema que ella me dio. Un nuevo futuro para y por México es posible.